El camino arduo

 
Cartas
1938-1948
Familia Haymann-Haber
 

“Aquello que en su infancia un hombre ha integrado a su sangre desde el aire y el tiempo,
no le puede ser arrebatado jamás. Y a pesar de todo lo que diariamente truena
en mis oídos, y todo aquello que yo e innumerables otros que comparten mi destino
hemos vivido en dolores y tribulaciones, no puedo negar completamente
la fe de mi juventud, de que algún día las cosas se levantarán de nuevo —a pesar de todo—.
Aún en los abismos de la desesperanza, en la cual, semi-ciegos tanteamos con el alma
quebrada, alzo la vista hacia aquellas estrellas que brillaron sobre mi infancia,
y me consuelo con la heredada confianza de que este horroroso colapso parecerá,
en días por venir, un intervalo en el eterno ritmo hacia adelante”.

Stefan Zweig
 
   

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