En 1937, el gobierno de Chile, autorizó al Comité Israelita de Socorros de Chile a presentar una lista anual de cincuenta familias judías de Alemania, como una cuota especial dentro de la política de inmigración chilena. Sin embargo, con la evolución de los hechos en Alemania, las solicitudes de inmigración aumentaron tanto, que las visas disponibles se hicieron insuficientes.

A partir de la ascensión de Hitler al poder en 1933, se consolidó en Alemania la política nazi antijudía. La política de exterminio sistemático comenzó con el despojo progresivo de propiedades y bienes de miles de judíos. Luego, se los obligó a traspasar las empresas comerciales e industriales a alemanes arios. Eventualmente, se prohibió a los judíos ejercer profesiones, desarrollar cualquier actividad económica o asistir a eventos deportivos, culturales y recreativos. Bloquearon sus cuentas bancarias y se les exigió la entrega de oro, platas y joyas.
Los niños judíos fueron expulsados de los colegios.

La “Noche de Cristal”, del 9 al 10 de noviembre de 1938, marcó el principio del fin para millones de judíos en Europa. En esa fatídica noche, los nazis incendiaron las sinagogas en todas las ciudades de Alemania, destruyeron los negocios de judíos y apresaron a los padres de familia.
Su nombre, Noche de Cristal, recuerda el angustioso sonido de los millares de vidrios rotos en todos esos lugares.

La situación de los judíos se hizo insostenible y peligrosa. La emigración —legal e ilegal— era difícil y las visas insuficientes. A quienes se les permitió salir de Alemania, sólo podían llevar 10 marcos alemanes. Se dificultó también llevar equipaje personal; cada prenda a llevar debía figurar en una lista con fecha de compra, y sujeta a supervisión nazi durante el empaque.

Muy pocos países querían recibir a judíos desesperados y despojados de todos sus bienes.

En 1937, el gobierno de Chile, autorizó al Comité Israelita de Socorros de Chile a presentar una lista anual de cincuenta familias judías de Alemania, como una cuota especial dentro de la política de inmigración chilena. Sin embargo, con la evolución de los hechos en Alemania, las solicitudes de inmigración aumentaron tanto, que las visas disponibles se hicieron insuficientes.

En marzo de 1939 llegó a Montevideo, Uruguay, el buque italiano Conte Grande, con 67 pasajeros judíos que huían de Alemania, y a los cuales no se les permitió descender en su puerto de destino.

Se habían detectado irregularidades en sus visas: el consulado uruguayo en Hamburgo había “vendido” permisos de ingreso falsos a los desesperados judíos. El capitán del barco no sabía qué hacer. Sólo podía llevarlos de vuelta a Alemania, a una muerte segura.

<- Pag.1
Pag.2
Pag.3 ->